viernes, 9 de mayo de 2014
Continuación: Aspectos psicológicos de la ceguera
FUNCIONES PERCEPTIVAS.
Es el proceso por el cual se descubre, reconoce e interpreta la información procedente de los estímulos físicos.
Esta capacidad se incrementa y perfecciona a medida que la experiencia acumulada, respecto de una amplia cantidad y variedad de estímulos, se integra en estrategias cognitivas que el sujeto puede aplicar a nuevas situaciones problemáticas.
1) Exploración del objeto: es la cuidadosa inspección visual del objeto. Es necesario coordinar el enfoque y la motricidad fina con la actividad cognitiva, ya que el niño debe dar sentido y comprender lo que ve. El primer objeto de exploración es la cara humana (madre), contacto visual base de la capacidad del sistema visual.
A los 2 meses el bebé observa objetos y personas hasta 2 m.
A los 3 meses, exploración de sus manos en la línea media.
Entre 3 y 5 meses manipula objetos cerca de sus ojos.
A los 6 meses se interesa por objetos pequeños.
Entre los 7 y 8 meses explora visualmente objetos manipulándolos y observando el resultado de sus acciones.
A los 2 años explora el espacio lejano utilizando sólo la vista.
A los 4 años percibe detalles.
Entre los 5 – 6 años puede observar y aparear letras y palabras, es decir, elementos abstractos.
La disminución visual afecta mucho esta función, disminuyendo el deseo y la inclinación por explorar.
2) Reconocimiento de objetos: es la familiaridad con los rasgos que caracteriza un objeto y que lo diferencia de otros objetos.
A las 6 semanas se observa conductas que evidencian los reconocimientos de la cara de la madre. Este no es sólo de tipo visual.
Entre los 11 y 12 meses puede reconocer algunas formas o dibujos.
Entre 12 y 18 meses reconoce objetos como utensilios, ropa, etc.
Entre los 2 y 3 años reconoce representaciones visuales planas.
Esta función implica el empleo y la integración de todos los sentidos y es posible que su adquisición se vea afectada por la deficiencia visual, a corta distancia.
3) Discriminación del objeto: es la capacidad de percibir semejanzas y diferencias entre los objetos. Los niños con baja visión pueden ser incapaces de ver las diferencias, aunque sí hayan incorporado la capacidad de discriminar, lo que puede comprobarse permitiendo que el niño toque los objetos.
4) Memoria visual: es la capacidad de evocar imágenes de objetos o situaciones que ya no se encuentran presentes.
La evocación surge alrededor de los 8 meses y se manifiesta por el aumento de la atención, inhibición momentánea de la acción motora ante acontecimientos inesperados, e indicios de miedo ante acontecimientos discrepantes.
Esta capacidad mejora constantemente a partir de los 9 meses.
Entre los 3 y 5 años es capaz de recordar detalles, en dibujos complejos y entre los 6 y 7 años puede reproducir de memoria símbolos abstractos.
La capacidad de recordar y retener en la memoria se acompaña con la de realizar representaciones de lo que podría ocurrir en una circunstancia dada.
Las imágenes mentales de los niños disminuidos visuales no son tan fieles a la realidad como la de los niños con visión normal.
5) Identificación del objeto: es la capacidad de nombrar una cosa o responder a una consigna verbal seleccionando el objeto indicado. Está relacionado con la función simbólica.
6) Constancia del objeto: es la que indica al niño que el objeto sigue existiendo, aún cuando quede fuera del campo visual.
7) Relaciones espaciales: es la organización de los datos sensibles, que nos permiten obtener una representación de los objetos en el espacio y de sus relaciones.
La génesis de esta capacidad está dada por la progresiva integración de las sensaciones visuales, táctiles y kinestésicas, con la actividad motriz.
Las primeras ideas espaciales son de carácter topológico. En el período operatorio estas relaciones dejan lugar a las proyectivas y euclidianas y luego a las dimensionales.
Los conceptos más complejos que aparecen entre los 3 y 5 años son:
Figura – fondo.
Parte – todo.
Oclusión parcial.
Percepción de profundidad y perspectiva.
El niño con baja visión puede tener dificultades para interpretar estos fenómenos por lo cual deben trabajarse aspectos como el tamaño relativo, la elevación, la línea de base, la convergencia lineal y los matices tonales para que pueda comprender la representación bidimensional de la perspectiva.
Si las estructuras físicas del ojo funcionan normalmente, las células de la retina envían flujos de energía eléctrica a través del nervio óptico hacia el cerebro.
La cantidad y calidad de luz recibida por la retina genera energía que involucra al sistema neurológico.
Cada uno de los elementos del sistema debe trabajar sincronizadamente para el desarrollo de las capacidades visuales de fijación, seguimiento, enfoque, a acomodación y convergencia.
La acción de mirar provee al cerebro de una reserva de imágenes visuales, que son elaboradas y perfeccionados durante el desarrollo perceptivo.
La medida en la que un defecto en una o más partes del sistema visual afecta el desarrollo no se conoce bien aún; pero se desarrollarán con mayor dificultad o más lentamente.
Hay evidencia de que siempre que la luz entre al ojo, el desarrollo visual es posible; pero las distintas patologías determinarán dificultades en relación a:
el control de los músculos del ojo.
El enfoque del objeto visual.
La formación de imágenes significativas.
Si la información visual es borrosa o distorsionada se puede producir un impedimento en la adquisición espontánea del conocimiento visual. También presenta dificultades en la integración visomotora debido a la percepción desproporcionada de las formas, de las posiciones en el espacio, de la profundidad y de la falta de discriminación de formas por insuficiencia de contraste.
Estos niños necesitan ser enseñados a desarrollar sus capacidades perceptivas para lograr la mayor eficiencia de su potencia visual.
El sentido auditivo.
La discriminación del sonido es una adquisición bastante tardía en el desarrollo infantil. El primer estímulo auditivo al que responde el niño, es la voz humana. El proceso auditivo es muy complejo. Vivimos en un mundo sonoro y los sonidos provenientes de distintas fuentes no invaden permanentemente. La amplitud de estímulos sonoros permite el desarrollo y sensibilización creando un recurso para la seguridad y la defensa ante el peligro.
Hay una cantidad de sonidos sobre los cuales el hombre no tiene control y darle significado a estos sonidos es muy difícil cuando se carece de la visión. Para que adquieran significación debe estar acompañados con el estímulo táctil, lo cual es muy difícil de lograr naturalmente.
La carencia del estímulo visual produce una separación del ambiente físico que produce efectos diferentes según la etapa del desarrollo del niño.
En los primeros meses de vida, el bebé por reflejo gira la cabeza en dirección al sonido. La información sonora es utilizada por el bebé normal recién en el 5º o 6º mes; la discriminación de sonidos se da antes del primer año y luego la asociación objeto – sonido, excepto la voz humana que es el primer estímulo al que responde.
En el desarrollo evolutivo el niño debe adquirir la capacidad de localizar, interpretar y discriminar el sonido.
En el niño sin visión la retroalimentación de la conducta refleja al sonido por la imagen visual debe ser reemplazada con el contacto provocado para que pueda establecer la relación objeto sonido.
La capacidad de alcanzar un objeto, localizándolo sólo a través del sonido que produce bastante demora en adquirirse.(10 u 11 meses).
Según Barraga, la secuencia de aprendizaje para comprender y dar significado al sonido es la siguiente:
Conciencia y atención del sonido: respuestas activas de movimiento corporal cuando un sonido se relaciona con un objeto o acción particular.
Respuesta a sonidos específicos: comienzo de la coordinación audio – manual; manipulación de objetos para percibir el sonido que produce.
Discriminación y reconocimiento del sonido: utiliza el sonido para organizar sus movimientos y que puede asociar las voces y los objetos. Incremento de la memoria. Etapa muy importante para el niño ciego ya que la diferenciación de la fuente sonora lo estimula a desplazarse para encontrar el objeto.
Reconocimiento e interpretación de palabras: se organiza el lenguaje asociando la palabra con el objeto o con las acciones. Parte de la estimulación adulta.
Atención selectiva a instrucciones verbales: implica la selección entre sonidos que evidencian un incremento en la concentración.
Procesamiento auditivo para el aprendizaje. Desarrollo esencial para el progreso académico.
Algunos conceptos relacionados con el esquema corporal y orientación especial se adquieren a través del oído.
El sentido del obstáculo:
La habilidad para detectar obstáculos, es una de las funciones perceptivas en las que se han encontrado más diferencias entre ciegos y videntes.
El “sentido del obstáculo” o “visión facial” es el fenómeno perceptivo más llamativo.
Muchos ciegos sienten que pueden detectar obstáculos aunque no pueden explicar como lo realizan.
Es conveniente señalar que los ciegos tempranos, desarrollan más esta función que los ciegos tardíos.
Los datos disponibles sobre el desarrollo de la percepción auditiva en niños ciegos, son comparables a los disponibles acerca del desarrollo de la percepción táctil, pudiendo afirmar que no se encuentran diferencias entre ciegos y videntes en lo que se refiere a la descripción de fonemas o generalización de tonos, mientras que los datos comienzan a ser más difíciles de interpretar cuando se requiere de los sujetos que lleven a cabo tareas con requisitos cognitivos superiores.
Estudios realizados han mostrado que los niños ciegos son mejores que los videntes en tareas de extraer secuencias cortas de sonidos, de secuencias más complejas y que tienen una mayor amplitud de memoria para letras cuando éstas son presentadas acústicamente.
El oído contribuye, especialmente en el caso de los deficientes visuales a la estimación de distancias y a la localización de elementos en el espacio.
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